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lunes, 21 de julio de 2014

Una más en la familia

Mi pareja y yo tenemos otra cosa en común. Nos encantan los perros. Yo tengo a Lluna, mi solete. Un bombón chiquitín y mimosón que me tiene loca. Kike tenía hace 3 años a su perra Iris, que se murió de viejecita. Era muy juguetona, pero un trasto. Tanto, que decía que ya no quería tener más perros porque eran un engorro. Ladraba mucho, mordía a otros perros, tiraba de la correa como si perdiera el avión... Luego conoció a Lluna, adiestrada desde los 2 meses, que ladra bajito, solo tira de la correa porque se emociona yendo al parque, sabe ir suelta y es respetuosa con todo el mundo. Gracias a esta experiencia y con lo que ha aprendido de adiestramiento, se ha decidido a adoptar otra perrita.

En las protectoras de animales, a las que ya les dediqué un artículo hace tiempo, siempre hay camadas enteras de perritos abandonados. Así que dónde mejor que conseguir uno que ahí. Salvas la vida, no de uno, sino de dos perros. Del que das un hogar y del que puede entrar en su lugar al refugio.

En fin, que nuestra nueva amiguita se llama Noa. Una inteligente cachorra de 3 meses que ya ha comenzado, cómo no, con su adiestramiento. Se hará más grande que Lluna, qué digo, ya es más grande! aumenta casi un kilo por semana, y está practicando autocontrol, pasear sin tirar, acudir cuando la llamamos y un montón de cosas más. Todo lo pilla al vuelo. Y eso que la tenemos hace 2 semanas.

Noa dándose un baño
Por si os interesa saber más sobre adiestramiento, sé lo que me enseñó la adiestradora de Lluna y lo que he ido aprendiendo por ahí, pero os puedo recomendar varios trucos:

- El perro es un animal de costumbres. Hará lo que aprenda a hacer que le funcione, por eso es mejor adiestrarlo cuanto antes, para que no aprenda nada malo. Si prueba a hacer algo malo, hay que dejarle claro que eso no lo vamos a tolerar. Hay que demostrarles nuestro enfado con un simple grito y un toque de atención para hacerles entender que eso no. Siempre de la misma forma, que los perros no tienen un repertorio tan amplio como los humanos para expresar emociones. Y siempre con constancia. No vale reñirles unas veces sí y otras no. Necesita practicar muchas veces. Además, este aprendizaje tiene 2 partes. La del no y la del sí. Esto no, pero esto sí. Por ejemplo: si no queremos que roa los muebles, hay que hacérselo saber y darles una alternativa, porque de cachorros pasan por una época en la que cambian los dientes y les gusta mordisquear. Se les puede dar juguetes, mejor si son de distintas texturas, colores y formas. La clave está en los premios (golosinas para perros y mucho cariño). Hacerles ver que estamos contentos con él, es el mejor premio.

- En valenciano, tenemos un refrán que dice: "Qui no té faena, el dimoni li'n dóna" (quien no tiene faena, el demonio se la da). Así que tenemos que enseñarle a jugar, a entretenerse. Pasar tiempo con él, enseñarle a calmarse, a no tener miedo, dejarlo dormir tranquilo y enseñarle a que nos traiga la pelota, que busque, que ladre y cace. En definitiva, que desarrolle las habilidades propias de su especie. Esto le dará confianza y equilibrio.

- El perro es un animal jerárquico, es decir, que tiene su jefe. Por norma general, el jefe tiene que ser su dueño. Por tener un perro no se es necesariamente su jefe. Hay que ganárselo. Hay muchos tipos de jefes, pero todos suelen tener estas características. Dan seguridad, protección y comen primero. No dan miedo, ni le tienen miedo, ni se subordinan al perro. Es decir, el perro intentará ganar terreno a su dueño, desafiarle, pero el dueño debe mantenerse firme. Si ha dicho que no se tira de la correa, no se tira. Si ha dicho que no se roe los muebles, no se roe. Si no hay que subirse a la mesa, no se sube. Nunca. Porque el perro sabe lo que sí puede hacer. Sabe cómo se pasea, tiene sus juguetes para roer y tiene su espacio para jugar. A veces se comete el error de no regañarles porque estamos cansados. En ese caso el perro aprenderá que puede transgredir las normas cuando nos vea cansados. Esto puede ser malísimo para la convivencia.

- Y una cosa muy importante. El perro aprende el lenguaje de su jefe, pero con un límite. Por eso, nuestra comunicación con él tiene que ser simple y a base de repetir las mismas rutinas, el perro las aprende. Nosotros también aprenderemos su lenguaje. Sabremos cuándo le molesta algo y cuándo quiere jugar.

- Algunas costumbres humanas no sirven para los perros. Nosotros compartimos la comida, comemos todos juntos en la mesa. Darle al perro cuando nosotros estamos comiendo les provoca ansiedad. Es mejor que coman luego. Otra costumbre es el saludo y la despedida. Cuando llegamos a casa debemos saludar primero a las otras personas que estén en casa y al perro hay que saludarle cuando se calme. Si no, lo pasará mal cuando nos vayamos de casa deseando que lleguemos. Al irnos, no hay que despedirse con demasiada efusividad. Simplemente con un "hasta luego" basta. Si no, puede que se quede llorando. El perro vive el momento y adora la compañía, por lo tanto, puede malinterpretar las despedidas y quedarse intranquilo.

- A parte de adiestrarles, hay que proporcionarles un cuidado adecuado. Su agua fresca y limpia siempre disponible, su comida, sus juguetes, sus paseos, sus excursiones, su higiene y salud, la compañía, el cariño. Con esta parte bien cubierta, tendremos un amigo feliz, que nos aportará mucho amor. Dedicar tiempo a adiestrar a nuestro perro, nos dará muchas satisfacciones y conviviremos mejor con ellos. Con cada cambio de rutina, hay que estar atento a que el perro la aprenda y se adapte.

Si queréis aclaraciones sobre lo que he escrito, podéis preguntarlo en los comentarios. También me puedo haber equivocado, si veis un error, por favor, decidlo. De todas formas os recomiendo que vayáis a un adiestrador profesional. Lo que comparto es lo que a mí me está funcionando y de todas formas es muy general y basado en la lógica de la psicología humana, que a veces se ha probado antes en perros. De veras, un adiestrador profesional sale barato si tenemos en cuenta lo que nos vamos a ahorrar en cortinas, muebles, decoraciones y disgustos varios.

Un abrazo y gracias por leer.

10 comentarios:

  1. Un artículo muy interesante, cuanto tendrían que aprender algunos que tienen animales. Biquiños!

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    1. Pues sí. Ya hay iniciativas en muchos lugares para fomentar el adiestramiento dando ventajas a los perros adiestrados. Hay mucha gente con miedo a los perros y creo que si hubiera más que estuvieran adiestrados, sería más fácil quitarse ese miedo.
      Gracias por comentar Mandi!

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  2. Varias cosas, a ver...

    Quien quiera tener perro desde luego debería concienciarse de todo ésto, un perro no es un juguete ni una mascota para malcriar, por su propio bien, por el nuestro y por el de la gente con quien se cruza, vecinos etc. Personalmente como no estoy dispuesta a esa entrega, no tengo perro y punto.

    A veces por curiosidad he visto algunos programas de esos de adistradores de perros y es para flipar, los tienen en las casas como si fueran hijos, como si fueran humanos, y eso es un error garrafal, por supuesto el perro adopta el rol de jefe de la manada y cree que él es el que manda, luego los dueños se desconciertan y no entienden nada. En una de las casas a las que yo voy por ejemplo, al perrito que por cierto es un sol, los dueños no sólo le dan comida en la mesa, sino que le hablan como si fuera un bebé - la mama te saca ahora a pasear - ¿que le dices tú a la mama? - por dios!!!!!!! me pongo de los nervios.

    Luego tengo una pregunta, a ver que opinas tú, es pura curiosidad, a mí lo mismo me da, pero en dos casas a las que voy tienen perro. Ojo! casas con un pedazo de jardín, donde el perro estaría estupendamente con su casita fuera y tal, pues no! el perro todo el día dentro de casa, pero eso es lo de menos, lo que me deja patitiesa, es que duerme en la cama con los dueños. Yo ésto no lo entiendo, ni por higiene (no te digo como está todo de pelos cuando no manchas, para eso está la Kely) ni por comodidad, ni por educación básica vamos ¿tengo razón?

    Yo tengo dos gatos, es otro tema completamente diferente, pero desde luego nunca les hemos dado comida, no es sano para ellos, pero además te evitas que cuando estás comiendo pretendan subirse a la mesa, en casa puedes dejar comida donde quieras, en el marmol de la cocina, en la mesa, y como nunca se les ha dado ni se les ocurre. Por supuesto tampoco duermen nunca ni en mi habitación ni en la de mi hija, no podemos dejar las puertas abiertas claro, los gatos no se pueden adiestrar como un perro, pero bueno, alguna cosilla se puede hacer.

    Besitos

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    1. Muy bien Inma. Decidir tener un perro es algo que hay que pensarse mucho.
      No es bueno tratarlos como bebés, pero eso depende del perro. Yo he visto algunos que los tratan como a bebés y son perros super felices! Pero la mayoría se convierten en perros muy miedosos, porque no les han dejado ser ellos mismos. Los perros tienen sus instintos y es bueno que los desarrollen, que cacen, aunque sea la pelota, que olisqueen, que protejan el territorio y que tengan un alfa, es decir, un jefe. Hay gente que combina los excesos de mimo con estas cosas (igual en otra vida fueron perros).
      Lo de subirselos a dormir es algo que más que una forma de malcriarles, es una forma de dar faena extra. Yo no las dejo ni entrar a mi habitación. Pero en brazos un ratito en invierno se está la mar de calentito. Sobre todo después de pasar por la ducha. Que cuando se seca se queda suaaave suaaave.
      Yo nunca he tenido un gato en casa. Es otro concepto, no tiene apenas punto de comparación. El gato es de la casa y el perro es de su amo. Para educar a un perro, se echa mano del repertorio emocional. Creo que para un gato, siguiendo con la lógica de la casa, se recurre a su comodidad.
      Lo que no cabe duda es que hay que disfrutar del animal que se tenga. Esto es más fácil si el animal aprende las normas básicas de convivencia. Hay dueños que optan por aprender ellos las normas que les ponen sus mascotas. Desde mi punto de vista, me parece respetable, pero hay que asumir que no nos importe perder el control.
      Besos Inma!!

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    2. El gato es un mundo en sí mismo jaja. Ni pretende ser el amo ni conseguirás nunca serlo tú, él va a su aire y hace lo que le da la real gana, le importa todo un pito, son la leche. Yo los prefiero desde luego, esa independencia y pasotismo de que hacen gala me enamora

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    3. Nunca he tenido un gato en casa, pero todos los que tienen están encantados! No puedo decir lo mismo de los que tienen perro.
      Mi conclusión es que o son adorables o es que también saben hipnotizar con esos ojazos.

      Besos!!

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  3. Yo lo hago todo al revés, lo sé desde hace tiempo, pero me la pela bastante, me trajeron la perrita impuesta, no quería perros, no los quería porque sé de sobra que ninguna de las mujeres de la casa iba a tener tiempo para pasearla y me iba a tocar a mí.

    Como no la quería me la tomé siempre como una sobrina, pasé de educarla, claro, ahora está mimada a más no poder, hago todo al revés, pero vaya, es maja chucha, no se mete en jaleos, no muerde, es mimosona y cariñosa, por cierto, es chucha, de mezcla, adoptada vamos.

    Es curioso, no la quería ni ver y ahora las pasaría putas si se fuera, lo que es la vida.

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    1. Has tenido suerte con esa adorable perrita. A mi madre le pasó lo mismo con mis sucesivas mascotas, aunque yo sí que las he cuidado. Primero decía que no las quería y luego hasta les hacía carantoñas. En fin, que los animalillos se hacen de querer.
      Besos!!

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