Yo creo que el silencio nos ayuda a calmarnos, nos ayuda a dormir y a descansar los oídos.
De pequeña, a la hora de la siesta, jugaba a un juego con mi madre. La casa estaba en silencio, así que cerrábamos los ojos y escuchábamos los ruiditos para adivinar qué era. ¡Y se escuchaba de todo! Los pájaros piaban entre ellos, las tórtolas también se las oía hablar. Incluso alguna vez las escuchábamos batir las alas. Se oía a un perro, la tele del vecino, a alguien que pasaba por la calle. Ahora un coche, ahora una moto.
Para escribir o estudiar, me gusta el silencio. Para dormir y para leer también se agradece la calma.
Todos los días me gusta tener un momento de silencio para así poder escuchar. Reiniciar los oídos para desembarazarse de lo superfluo y entonces atender algo que empieza o algo que estaba escondido esperando su momento.
Disfruta de poco más de un minuto de "silencio" con este pequeño vídeo:
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