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lunes, 9 de febrero de 2015

Estudiando la fauna humana IV: los mayores consejeros

Hoy le ha tocado el turno a esta especie. Tienen un comportamiento diurno, pero pueden hacer horas extras también al caer la noche. Suele ser gente de unos 35 a 45 años que, contrario a lo que se suele pensar, escapa a la estadística de ir muy estresados y realmente tampoco es que suden mucho. Su comportamiento característico es el de "yo lo sé todo y tú qué vas a saber, pipiola".

Os pongo en situación. Una inventada en la que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Eres la dependienta de una herboristería, de unos 30 años, pero que aparentas no más de 25. Estás allí organizando los pedidos y respondiendo al teléfono cuando de repente, en ese día, que había salido soleado y agradable, llega un comercial.

Antes de que abra la boca, ya sabes a qué se dedica. Lleva traje pero los zapatos están desgastados. Lleva corbata, pero sabes que ese nudo no está acabado de hacer. Entra sonriente, mirando a todas partes pero sobre todo a ti, como si ya te conociera. Le echas tu edad, quizá 5 añitos más a lo sumo. De repente sientes que anochece.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Estudiando a la fauna humana III: "pues yo más"

Llegamos a la tercera entrega de este estudio. Era una idea que me rondaba desde hacía tiempo pero que no me parecía bien desarrollar. Esto es porque soy psicóloga y estoy entrenada para no juzgar, ni criticar la forma de ser de nadie. Tenía miedo de que si publicaba lo que pensaba de ciertos comportamientos, la gente no iba a entenderme y me iba a malinterpretar, creyendo que descalificaba a ciertos tipos de personas o que las despreciaba. Pero creo que no ha sido así y estoy muy contenta. Mis lectoras me han entendido y han sabido apreciar el tono humorístico y de crítica constructiva a ciertos comportamientos que cualquiera podría tener.

Así que nada, muchísimas gracias por comprenderme, leerme y participar en este blog que abandera la libertad de expresión.

La siguiente especie que os traigo a la palestra presenta un comportamiento... cómo decirlo... me sale la palabra en inglés "annoying", molesto, irritable, cargante. Ese comportamiento que cuando surge te dan ganas de salir corriendo pero que solo nos permitimos poner los ojos en blanco y mordernos la lengua mientras pensamos: "Pa qué habré abierto yo la boca".

Os pongo en situación:

Pasas un sábado trabajando, de aquí para alla. Pero por la noche tienes cena, con los cuñados, pa más señas. Vas a su casa con tu pareja, que está ilusionado por ver a su hermano y estrenar un videojuego nuevo que se han comprado juntos.

Mientras tomas un aperitivo con tu cuñada, te pregunta qué tal te va. Tú le cuentas que llevas trabajando todos los sábados desde antes de Navidad y que arrastras un catarro casi un mes. Ella te contesta que eso no es nada, así, literalmente, sin anestesia. Seguidamente te dice que lo de ella es peor, porque de lunes a viernes se levanta a las 6 de la mañana. Lo que no te cuenta es que ella a las 3 ya está en casa y que tiene un trabajo indefinido en una empresa en expansión, mientras tú tienes un trabajo temporal en el que no te respetan los horarios y tu marido es autónomo y lleva 3 meses en pérdidas.

Y así cada vez que os veis. Pero de algo tendréis que hablar, mientras tu pareja disfruta con su hermano en el sofá de su estación de juego multimedia favorita. Al menos, después de despreciar, como quien no quiere la cosa, lo que tú le has compartido, se tira una hora quejándose hasta que llega la hora de cenar.

Os vais de su casa después de que te apunte en un papel cómo hacer vahos con vicks vaporub, paso por paso, mientras intentas no echarle la culpa a tu pareja de haberte llevado allí. Pero cuando subís al coche, él te suelta: "Ahora tenemos que devolverles la invitación, ¿te parece que les digamos que vengan el sábado que viene a casa?". Y a ti te entran unas ganas locas de aprender a jugar a la videoconsola.