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viernes, 13 de diciembre de 2013

Por que cada vez haya más perros educados

Desde siempre me han gustado los animales. En especial los perros. Me parecen criaturas inocentes y nobles.

Este artículo va dedicado a Lluna. Esta de la foto es Lluna junto a su dinosaurio de peluche.


Tiene ahora 7 años y 3 meses. Es una perra muy territorial y emotiva. Avisa si pasa alguien por delante de casa y cuando llaman al timbre. Se pirra por un masaje o una caricia y llora si nos atrasamos en darle su ración de pienso o en sacarla a pasear. Sus platos favoritos son las lentejas con jamón, la sandía y la calabaza. Es muy glotona. Valora mucho sus juguetes, su paseo por el parque y sus mimos.

Cuenta con un adiestramiento para la convivencia desde que tenía 2 mesecitos. Cabía en la mano cuando ya comenzamos a llamarla para que acudiera. Gracias a todo lo que sabe, convive en casa con nosotros con total normalidad. Sigue una rutina y conoce bien las normas. Por ejemplo, sabe que no tiene que bajarse de la acera ni saltar a la gente que no conoce. Sabe acudir cuando la llamo y mantenerse cerca de mí, así que puede disfrutar del parque corriendo de aquí para allá. Esto le debe dar una seguridad para vivir tranquilamente. A ella y a mí, porque puedo confiar en que no se me perderá ni la atropellará ningún coche.

Antes de ponerme a escribir esto, hemos salido al parque a tomar el sol y ha pasado una cosa que me ha dejado triste. Ella salía de casa contenta hacia el parque y se ha cruzado con una señora. Debía oler a algo interesante (quizá olía a calabaza), porque cuando ya la había dejado atrás se ha girado de un salto al olerla, con tan mala suerte que la señora se ha asustado. Yo en seguida le he pedido perdón y le he dicho que era inofensiva. Me ha sabido fatal. Pues bueno, la mujer me ha regañado diciéndome que tenía que llevarla atada, que ella no podía fiarse si no la conocía. Yo le he respondido que si la llevo suelta es porque puede ir suelta, que para eso está educada. Lluna mientras, me esperaba enfrente del paso de cebra para cruzar la calle juntas hacia el parque.

Después de ese percance, me he decidido a escribir esto mientras Lluna corretea i olisquea a mi alrededor. Y la cosa es que la señora tenía razón. La ley dice que debo llevarla atada. Debo llevar atada a una perra que camina más deprisa que yo porque va con ilusión a un parque donde juega con otros perros incluso menos educados que ella y que también van sueltos. ¿Con 7 años de entrenamiento diario y todavía no se ha ganado la libertad de poder disfrutar de su esfuerzo? Me parece una gran injusticia. Desde aquí animo a todos los que tengan perro a que los eduquen, que vale la pena por la tranquilidad que da y mejora muchísimo la convivencia. Que esta injusticia de llevarlos atados no nos desmotive, porque algún día ganaremos la batalla. Ya no se desconfiará de unos animales tan nobles, que no tienen culpa de nada. De momento es algo utópico, pero algún día estoy segura de que todos los perros estarán educados y así podrán convivir bien con los humanos.

¿Lo veis posible?, ¿qué hacéis para que vuestro perro conviva mejor con vosotros?

Pd: Aprovecho para dar las gracias de nuevo a mi colega Patricia Boronat que me enseñó a adiestrarla.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Por qué tener una actitud responsable

Entiendo la responsabilidad como una actitud necesaria para la convivencia. Cada vez que alguien se deja la responsabilidad olvidada en casa, se pone en peligro la libertad de todos.

Según la RAE, ser responsable es:

(Del lat. responsum, supino de respondĕre, responder).
1. adj. Obligado a responder de algo o por alguien. U. t. c. s.
2. adj. Dicho de una persona: Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.
3. com. Persona que tiene a su cargo la dirección y vigilancia del trabajo en fábricas, establecimientos, oficinas, inmuebles, etc.

Desde pequeños vamos aprendiendo que ser responsable es:
  • Ser capaz de obedecer las normas
Por ejemplo. Si vamos conduciendo y la limitación de velocidad es de 30, se conduce a 30. Esto es así no porque lo haya dicho la DGT o porque pueda haber un control de policía, sino porque en la calle podemos encontrarnos con obstáculos imprevistos y a más de 30 km/h no se consigue reaccionar a tiempo. Matar a algún peatón por querer ir un poco más deprisa, es una lotería a la que no quiero jugar. Personalmente me avergüenza que existan resaltos en los cruces para obligar a respetar el límite de velocidad y me gustaría que no hiciera falta que estuvieran.

  • Hacer bien nuestro trabajo
En cualquier tarea que emprendamos, si la afrontamos con responsabilidad, conseguiremos hacerla cada vez mejor. Conseguir algo por uno mismo otorga una satisfacción maravillosa. Por el contrario, portarse bien para evitar un castigo o para quedar bien ante otros, me parece más propio de niños que de adultos. Por ejemplo, en algunas oficinas, se tiene restringido el acceso a internet para evitar que los empleados se entretengan. Considero que la productividad no se aumenta coartando la libertad de los trabajadores, pero la actitud irresponsable de alguno que otro ha provocado que se tomen estas medidas degradantes y vergonzosas. Acaban pagando justos por pecadores.
  • Reconocer los propios errores
Cuesta muchísimo reconocer que nos hemos equivocado, aunque lo sepamos, creemos que si lo reconocemos vamos a perder autoridad o prestigio delante de los demás. Pero si lo pensamos bien, es al revés. Si metemos la pata en algo, lo mejor es que se enteren por nosotros mismos y cuanto antes, para así poder reparar el fallo. Y ya está, que el que más o el que menos se ha equivocado alguna vez y negarlo u ocultarlo puede empeorar las cosas.

Ser responsable siempre es un ideal muy difícil de conseguir, creo que imposible. Pero creo que nunca está de más animarse a ser mejor cada día, a cada momento. Porque nuestros actos pueden ser cruciales aunque se trate de pequeñas decisiones momentáneas.

Todos recordaremos alguna anécdota sobre un desliz en el que dejamos de ser responsables por un momento, pero ¿recordáis alguna otra que por ser responsable hayáis conseguido algo importante?


PD: Aprovecho para dar la bienvenida a las nuevas seguidoras y agradeceros vuestros comentarios. Me animan a seguir escribiendo y pensar que alguien está leyendo al otro lado, también me anima a mejorar. Gracias de corazón.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Los trastornos de personalidad

El 1 de febrero me presento al examen PIR. Quedan pocas semanas y dedico la mayoría del tiempo a estudiar. Como hay tiempo para todo, aquí estoy intentando escribir sobre un tema que me resulta muy interesante y por tanto quiero hacerlo interesante para los demás, además de útil. Total, que este post lleva como un mes en borradores y nada.

Hace poco repasé los trastornos de personalidad. Se calcula que entre un 5 y un 15% de la gente tiene un trastorno de la personalidad. Se definen en general como personas con personalidades muy rígidas, tanto que su forma de ser les llega a perjudicar o deteriora su entorno. Entre ellos, el más común es el trastorno de la personalidad dependiente. Como suele pasar cuando se habla de personas, nada es blanco o negro, hay infinidad de matices. Así que yo de momento estudio los trastornos sobre el papel. Luego en cada persona cambian mucho. Incluso una persona puede tener varios y la combinación puede resultar totalmente distinta a cada trastorno por separado.


Así que diréis, ¿para qué sirve entonces estudiar los trastornos si luego cada persona los manifiesta de una manera? Porque a mí lo que más me interesa es aprender la práctica, es decir, cuando tenga delante un paciente, saber darle la mejor ayuda posible. Para mejorar su salud, su bienestar, aumentar su calidad de vida, parece que el diagnóstico formal quede un poco relegado al papel y poco más.

Pero si vamos un poco más allá, aprender a diagnosticar es útil para la comunicación entre profesionales, diagnósticos formales para definir una minusvalía o una baja laboral, para trabajos de investigación, estadística... En fin, que si nos paramos a pensar, sirve para muchas cosas y pueden también mejorar la situación de los pacientes. Además, que aun teniendo muchos recursos todavía se puede mejorar mucho más, por lo tanto hay que seguir investigando y estudiando.

Cuando consiga una plaza PIR, tendré delante a los pacientes y pondré en práctica muchas técnicas que he aprendido en la facultad, trabajos de grandes psicoterapeutas como Marsha Linehan, la Terapia Dialéctica Conductual y el Programa STEPPS. Estos son ejemplos de lo que se puede hacer, pero no es ni mucho menos que la punta del iceberg. Total, que me preparo con ilusión para ese momento en el que por fin pueda ejercer mi vocación: la psicología.

Os dejo con una novela de un compañero también psicólogo. Se titula "Cómo fabricar cocaína con harina y otros productos que puedes encontrar en tu propia casa". Su protagonista y narrador de la historia tiene un trastorno de personalidad, quizá más de un tipo y además muy grave. Si os interesa este tema o por curiosidad, podéis conseguirlo haciendo clic en el título.